La comida asiática está considerada como la más saludable después de la mediterránea. Los tres pilares de esta dieta son que no hay un exceso de grasas saturadas, apenas se consumen lácteos y la forma de cocinar más habitual es cocido, al vapor o salteado con una pequeña cantidad de aceite (wok).
En la mayoría de países asiáticos no se come mucha carne roja (vaca y cordero) siendo la principal fuente de proteínas el pollo, el pescado, los mariscos y el huevo. Si bien es cierto que la carne de cerdo está presente, se suele optar mayoritariamente por pollo y pescado.
Los azúcares tampoco están muy presentes en esta gastronomía, de hecho, los postres suelen estar basados en frutas (mango, piña, coco), no aderezadas con chocolate, crema pastelera o nata. El azúcar es el naturalmente presente en las frutas, el más sano que existe.
Por otra parte, casi el único carbohidrato complejo que ingieren es el arroz, de hecho, la pasta está hecha de arroz, en vez de trigo, como es tradicional encontrarla en la dieta mediterránea.
Las verduras también son una parte importante de la alimentación oriental. Además de acompañar platos de arroz y pasta, se consumen en ensalada o rehogadas al wok. Utilizan todas las variedades de verduras: blancas, rojas, amarillas y verdes además de algas, de gran valor nutricional, y soja en todas sus formas. De ellas obtienen el aporte de calcio necesarios que no obtienen de los lácteos.
En Asia, la fruta también forma parte de su dieta y es consumida en abundancia y de múltiples formas (al natural, zumos, batidos). Además, cuentan con algunas frutas exóticas no muy conocidas en occidente con alto contenido en fibra y bajas en azúcares.
Por otra parte, en oriente, los frutos secos son consumidos de forma habitual. Especialmente, anacardos y cacahuetes, aunque también toman castañas y almendras.
Si hablamos de legumbres, las más habituales son las habas de la soja y las lentejas. Además, no hay apenas consumo de embutidos, salvo alguna salchicha fresca. Y hay una total ausencia de mantequilla, nata o quesos. Y sólo toman pan de manera esporádica.
Sin embargo, especias, hierbas y condimentos son parte fundamental de su alimentación, que además de proporcionar sabores diferentes a los platos, contienen propiedades beneficiosas para la salud. También el picante es característico de la comida asiática. Utilizan ají, guindillas, cúrcuma, cilantro, canela, nuez moscada, comino, pimienta y ajo. Entre las hierbas más utilizadas, está la hierbaluisa, muy aromática y con grandes propiedades antiinflamatorios y antisépticas. Otras hierbas muy típicas son el jengibre y la soja, con gran cantidad de antioxidantes; albahaca y el perejil.
El consumo de té típico de Asia, proporciona antioxidantes y estimulantes como la teína y la xantina.
En definitiva, la gastronomía asiática contiene una gran variedad de vitaminas, minerales, antioxidantes y grasas buenas, nutrientes que el cuerpo necesita para mantenerse sano.
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